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El ácido hexanoico, también llamado ácido caproico (caper, en latín, cabra), es un ácido carboxílico derivado del hexano con, como su nombre lo sugiere, seis carbonos. Es un aceite incoloro, viscoso,[2] con olor a cabras u otros animales de granja. Forman sales llamadas hexanoatos o caproatos. Es un ácido graso encontrado naturalmente en las grasas y aceites animales, y es uno de los compuestos químicos que le da a la semilla del ginkgo el característico brillo y mal olor al descomponerse.[3] Además, como su nombre vulgar sugiere, es parte de los sudores de las cabras. El mal olor de los calcetines sucios se debe al ácido caproico.